sábado, 18 de mayo de 2024 07:15h.

Artículo de Juan Cruz Morgado con introducción de Aquilino Vicente

Historia de la Televisión en Santiago de Alcántara

Esta es la historia de cómo del año 1969 hasta el año 1997, gracias a una iniciativa de Juan Cruz Morgado Donoso, se consiguió que en Santiago de Alcántara se pudiera ver el fútbol, las noticias y los programas de televisión, salvando la "caprichosa" orografía que impedía que la señal de TV llegará de manera adecuada a las casas de nuestro pueblo. El artículo ha sido escrito por el protagonista directo de esta historia y precursor de aquella propuesta, que puede llegar a denominarse como gesta por la importancia y el tremendo impacto positivo que ha tenido para nuestro pueblo durante casi 30 años. Además, el artículo viene precedido por una introducción de Aquilino Vicente, quien ha recuperado esta interesante historia para todos nosotros. Gracias amigos.

 

 

Juan Cruz y el repetidor que estuvo operativo casi 30 años para dar señal de TV a Santiago de Alcántara
Juan Cruz y el repetidor que estuvo operativo casi 30 años para dar señal de TV a Santiago de Alcántara

INTRODUCCIÓN

Juan Cruz Morgado Donoso, nació en Santiago de Alcántara, Cáceres; en la década de los cuarenta, en la postguerra, en los llamados años del hambre. Su padre carpintero y su madre ama de casa. Los primeros recuerdos que guardo de Juan Cruz son de los años cincuenta, cuando algún maestro se ausentaba de clase solían mandar a Juan Cruz a sustituirlo, algo que por aquellos años estaba permitido. Era inteligente y muy capaz; fue una lástima que no estudiara, como se decía entonces. Juan Cruz cuando dejó la escuela primaria se incorporó al trabajo de su padre. Más tarde se asoció con Socorro y Juan Alfonso, otros carpinteros de Santiago y allí comenzaron, como ebanistas a hacer excelentes muebles que vendían en Madrid, sin dejar de atender los trabajos cotidianos del pueblo, fue una carpintería de prestigio a la que se incorporó mi amigo Luis, hijo de Socorro, los que han continuado juntos hasta su jubilación. Cuándo el trabajo decreció tuvieron capacidad de reinventarse e incorporaron la carpintería mecánica y la fontanería. Grandes e incansables trabajadores, pasé muchos ratos en la carpintería y doy fe de ello. El inquieto y estudioso Juan Cruz se hizo “radiotécnico”, como se conocían por aquellos años a los reparadores de los aparatos de radio y posteriormente de televisores. Todo esto le va a preparar para ser el artífice principal, junto con sus compañeros de trabajo y amigo Anastasio, para abordar una de las empresas más importantes que se hayan
ejecutado en Santiago: Montar un repetidor de televisión en La Cabeza del Buey, que ha permitido que durante más de veintiocho años pudiéramos ver televisión en nuestro pueblo.
Pero esto es algo que él nos va a contar y que quede para conocimiento de todos y de las futuras generaciones. Sus conocimientos de electricidad le han permitido abordar otros proyectos, no menos interesantes, en las fuentes luminosas de Santiago y seguro que mil cosas más desconocidas por el que escribe y que quedaran en el anonimato por la humildad de nuestro artista.
Sirvan estas sencillas líneas de homenaje a nuestro singular personaje, que es digno de un reconocimiento público en Santiago por todos los servicios prestados a la comunidad. Es para mí un gran honor poder contar con su amistad y confianza.
El artículo que acompaña a esta introducción ha sido escrito por nuestro amigo Juan Cruz, no he quitado ni añadido nada y es un gran testimonio sobre lo que fue la “Historia de la Televisión en Santiago de Alcántara”.

(Aquilino Vicente)

HISTORIA DE LA TELEVISIÓN EN SANTIAGO DE ALCÁNTARA

 

Allá por el año 1965 en el bar “La Consejería” (lo que es hoy la biblioteca); se instaló el primer receptor de televisión en nuestro pueblo, solo se veía bien la TV portuguesa; en la española solo se observaba niebla y el sonido era casi nulo. La señal venía del Centro Emisor de Navacerrada (Madrid), transmitía en el canal No 2 y se necesitaba colocar en lo mas alto del tejado una antena enorme, el dipolo tenia sobre 3 metros de anchura.
Años después se instaló un reemisor en la Peña de Francia (Salamanca) transmitía en el canal 9; y mas tarde el de Montánchez que transmitía en el canal 11; al estar mas cerca de nuestro pueblo dichos reemisores, la señal se detectaba en algunas casas, aunque bastante defectuosa; en el resto del pueblo era casi nula, Hay que decir que para ver los partidos de fútbol teníamos que ir a Carbajo donde se veía la TV perfectamente, el motivo se debía a que la sierra obstaculizaba la llegada de las ondas de TV a nuestro pueblo; pero los aficionados al fútbol probaban e intentaban verla en sus casas, sin conseguirlo.
En el año 1969, mis compañeros de trabajo y yo compramos una TV e intentamos verla en nuestras casas, sin éxito. A pesar de verse con mucha deficiencia y señal casi nula, se instalaron sobre 20 televisores; entre ellos el del Casino de la Plaza, que entonces era dueño el Sr. Manolo.
Todo empezó cuando el técnico que nos vendió el televisor, nos propuso que se comprometía a instalar por 20.000 pesetas, un pequeño repetidor en lo alto del monte llamado "Cabeza del Buey" con el que "podriamos" ver la televisión en el pueblo; propuesta que comunicamos a todos los que teníamos televisores, incluyendo al Ayuntamiento, con la pretensión de pagar entre todos dicho importe; la propuesta fue aceptada por casi todos, menos dos.
Por fin decidimos instalarlo en la "Cabeza del Buey". El repetidor se componía de una antena receptora, que recibía la señal de Montánchez, y otra emisora que emitía la señal al pueblo previamente amplificada por dos pequeños amplificadores, estas antenas estaban separadas 80 metros y conectadas por un cable. El equipo se alimentaba con 12 voltios procedente de 8 pilas grandes que nos suministraba la telefónica y que su carga duraba 20 días aproximadamente.
Costó trabajo hacerlo funcionar, el ajuste fue difícil ya que se carecía de comprobadores; para comunicar si funcionaba lo hacíamos con señales de espejo desde el pueblo al monte. Una vez conseguido el funcionamiento; se nombró un presidente, un cajero, un cobrador y yo me hice cargo del mantenimiento con la ayuda de mis compañeros de trabajo; Socorro, Luis, Juan y la colaboracion de Anastasio. Cada televisión que se instalaba debía de pagar 1.000 pesetas, (un televisor valía en el año 1969 entre 20 y 25.000 pesetas); la gente se animó y se compraron e instalaron muchos televisores.
Hubo problemas; el repetidor empezó a funcionar en Febrero y en Mayo un inspector del departamento de interferencias de Cáceres, intentó eliminarlo, pero al tratarse de un repetidor de muy pequeña potencia y que emitía en el mismo canal que recibía, consiguiendo así salvar el obstáculo que producía la sierra a las ondas de TV; desistió del intento; a últimos de Junio un rayo lo destrozó, hubo que poner antenas, cable y amplificadores nuevos; después hemos tenido suerte; durante los 28 años que nos hemos servido de él, solo cayó otro rayo bastantes años después.
El mantenimiento al principio y en intervalos de tiempo lo hicimos gratis, nos interesaba a todos que todo funcionara bien. En cuanto al trabajo de mantenimiento no estaba exentos de problemas, cada 20 días había que ir a cambiar las pilas; lo hacíamos andando y subíamos por una vereda entre las jaras y con las pilas a cuesta que pesaban bastante.
Al instalar en Montánchez la segunda cadena ( La 2), el alcalde, entonces Juan Gordillo, me propuso si me atrevía a instalar un segundo repetidor para que esta se pudiera ver en el pueblo; le dije que sí; pedimos los aparatos, (en Cáceres nó los vendían), hubo que comprarlos en Pamplona y con la ayuda de mis compañeros conseguimos ver La 2.
Era bastante costoso subir andando para reparar alguna que otra avería y reponer pilas; ya que estas duraban menos tiempo debido a un mayor consumo; para eliminar este trabajo el alcalde mando hacer una pista para que pudiéramos ir con vehículos a motor. Se sustituyeron las pilas por baterías de coches que recargábamos en el pueblo, proporcionando mas duración y economía.
Años mas tarde y todo con la ayuda del alcalde, se propuso llevar la energía eléctrica por medio de un cable conectado al suministro eléctrico instalado en el pantano, la distancia era de dos Km.; para ello y con los trabajadores del PER se hizo una zanja de unos 30 cm.
de profundidad para enterrar el cable, se trataba de una manguera de 2x1 (la calidad de la manguera era bastante baja para el cometido que iba a desempeñar); cada cincuenta metros hicimos un empalme con su señal correspondiente, para que en caso de rotura o alguna anomalía la pudiéramos detectar en menos tiempo.
El resultado del cable fue muy bueno, se consiguió mejor imagen, se eliminaron las baterías, y las subidas a la sierra eran menos frecuente; para reparar alguna que otra avería ya nos comunicábamos con el pueblo con radioteléfonos, eliminando los espejos; hay que resaltar que por entonces empezaron las emisiones en color.
Años mas tarde nos animamos a instalar las cadenas privadas, Antena 3, Telecinco y el Plus. Todo funcionaba muy bien; pero los años fueron deteriorando al cable enterrado, provocando averías cada año con mas frecuencia , sobre todo en invierno a causa de las lluvias; se pensó poner otro cable nuevo.
Llevábamos veinticinco años viendo la televisión en nuestro pueblo gracias al esfuerzo y tesón de la mayoría de los Santiagueños, ya era hora que nos pusieran un repetidor como es debido; y por fin llegó el día; Televisión Española lo instaló pero solo para La 1 y La 2; había que seguir con el mantenimiento de las privadas. Importante era que nos dejara el ingeniero encargado del montaje del repetidor conectar la corriente eléctrica para el funcionamiento de las privadas, de esta manera anulábamos el cable enterrado que tantos problemas nos daba; hablé con él, se opuso al principio pero lo convencí y nos dejó conectar la corriente, fue un éxito.
Tres años mas tarde y después de veintiocho años de esfuerzo por parte de todos, instalaron las privadas y con esto llegó el desmantelamiento de nuestro pequeño repetidor compuesto de cables, antenas, postes y demás artilugios que teníamos instalados en la "Cabeza del Buey". Por fin y justo es que viéramos la televisión en nuestro pueblo por mediación de un repetidor estatal.
Esta es la historia de cómo del año 1969 hasta el año 1997 conseguimos por nuestros propios medios y escasos conocimientos poder ver el fútbol, las noticias y los programas de televisión en nuestro Pueblo; sobre todo en las noches de invierno.
He de agradecer el ánimo, apoyo moral y agradecimiento que recibí de la mayoría de los santiagueños durante los veintiocho años que duró esta historia.
Para no resultar pesado; he tratado de no comentar muchos mas contratiempos y anécdotas dignas de ser relatadas.

JUAN CRUZ MORGADO DONOSO   12 FEBRERO 2018.